BMJ Open, 1 de febrero de 2018
Las fuentes de pruebas que respaldan las actividades reguladoras de la farmacovigilancia parecen haber cambiado desde la aplicación de la Directiva 2010/84 / UE y el Reglamento (UE) nº 1235/2010. Esto, junto con una pequeña mejora en la eficiencia regulatoria, sugiere un avance hacia decisiones regulatorias más rápidas basadas en evidencia más sólida.