¿Cómo aislar y medir el componente de atención personal de la salud?

Analizando los resultados del estudio Global Burden of Disease se encuentra que Argentina tiene un buen índice de acceso y calidad para la atención de las enfermedades infecciosas epidémicas, pero resulta muy deficiente en el tratamiento de otras patologías. Revista Argentina de Cardiología, 2017 vol 85.

Analizando los resultados del estudio Global Burden of Disease se encuentra que Argentina tiene un buen índice de acceso y calidad para la atención de las enfermedades infecciosas epidémicas, pero resulta muy deficiente en el tratamiento de otras patologías.

Revista Argentina de Cardiología, 2017 vol 85.

 

En las últimas décadas para aislar los resultados de la salud personal del resto de los determinantes, se comenzó a utilizar diferentes enfermedades para las que había tratamiento, y que si las personas se trataban no morirían; ese sí podría ser un índice de medición de la accesibilidad y la calidad de la atención de salud personal que reciben las personas de un país (con referencia a tuberculosis, sarampión, alteraciones maternas y neonatales, diferentes cánceres (ej. testículo, piel, cervical) y muchas enfermedades no comunicables como accidente cerebrovascular, diabetes, enfermedad renal crónica).

El Global Burden of Disease (GBD) desarrolló un marco analítico para que los confundidores en la aproximación al acceso y calidad de la atención personal puedan ser manejados y neutralizados. Lo primero que hizo fue proporcionar estimaciones comprensivas y comparables de las tasas de mortalidad por causa geográfica, año, edad y sexo, a través de extensos desarrollos de procesamiento y estandarización dentro del GBD para permitir así, una identificación sistemática y un redireccionamiento de la causa de errores y deficiencias en la clasificación de la certificación de muerte. Este ajuste se realizó en todas las geografías y a lo largo de todo el tiempo, tomando en cuenta conocidos patrones de mala clasificación y aplicando algoritmos bien establecidos para las causas designadas como códigos “basura”, o causas de muertes que no podían o no debían ser clasificadas como la causa subyacente de muerte.

En segundo lugar, para remover las variaciones en la tasa de muerte debida a la exposición a diferentes factores de riesgo que se pueden confundir con las diferencias al acceso y calidad a la atención personal, utilizó la cuantificación de la exposición al riesgo y las muertes atribuibles al riesgo debido a 79 factores de riesgo relevados por el propio GBD y, de esa manera, construir una tasa de mortalidad por causas específicas estandarizada permitiendo un nivel global de exposición de riesgo similar para todas las geografías en el tiempo, y así, ayudar a aislar las variaciones en la tasa de mortalidad debido al acceso y la calidad de la atención personal de la salud.

Como tercer paso construyó el Índice de Acceso y Calidad a la atención de Salud (Healthcare Access and Quality [HAQ] Index), basado en las tasas de muertes por causas específicas en el tiempo y por geografía para cada una de las 30 causas especificas de enfermedades, adjudicando el puntaje de “100” al mejor valor (la mortalidad más baja observada) y “0” al peor valor (la mortalidad más alta observada) entre 1990 y 2015, en 195 países.

El índice HAQ de la Argentina en 1990 estaba cercano al global (-1.4; 57.4 a 58.8) pero se fue alejando cada vez más, y quedó posteriormente mucho más lejos (-7.6; 68.4 a 76.0). A su vez, la diferencia entre lo observado y el potencial cercano al global en 1990 (15.9 a 15.0) se mantuvo casi igual en 2015 (13.5) mientras disminuyó drásticamente en el mundo (8.5).

Comparado con 4 países latinoamericanos, en 1990 estaba algo más bajo que Uruguay y menos que Cuba (60.8 y 64.1, respectivamente) y francamente mejor que Brasil y Perú (50.1 y 45.9, respectivamente). En el año 2015 se mantuvo la diferencia a favor de Uruguay y Cuba, que disminuyeron más la diferencia entre el índice observado y el potencial. A su vez, Brasil achicó a la mitad su diferencia con la Argentina y, en forma no pensada, Perú mejoró aceleradamente y la sobrepasó en 2015 (de una diferencia de 11.5 a favor a una de 1.2 en contra).

Si bien para las enfermedades infecciosas epidémicas el índice HAQ es prácticamente máximo, somos muy deficientes en el acceso y calidad de atención en el tratamiento de las enfermedades respiratorias bajas, en el cáncer cervical y testicular, la enfermedad reumática cardíaca y la enfermedad renal crónica.

Estos resultados deberían ser un llamado de atención de nuestro deterioro al acceso y calidad de la salud personal en los últimos 25 años, e impulsarnos a desarrollar un sistema de salud que termine con la fragmentación de la atención y se desarrolle un verdadero sistema de cobertura universal de salud, con financiamiento público como sucede en los países más desarrollados.

 

El artículo completo:

Doval H. ¿Cómo aislar y medir el componente de atención personal de salud?Rev Argent Cardiol 2017;85:474-478. http://dx.doi.org/10.7775/rac.es.v85.i5.12326

Disponible en: http://bit.ly/2DZh557

 

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