Epidemia de obesidad: ¿sólo para aquellos con predisposición genética?

Un estudio noruego muestra aumento de la obesidad por encima de los 50 años tanto en personas con predisposición genética como en aquellos con genética favorable, implicando que la causa decisiva es la ambiental. BMJ, 3 de julio de 2019

Resumen

Objetivos: estudiar las trayectorias del índice de masa corporal (IMC) en Noruega durante cinco décadas y evaluar la influencia diferencial del entorno obesogénico en el IMC según la predisposición genética.

Diseño: estudio longitudinal.

Ámbito: población general del condado de Nord-Trøndelag, Noruega.

Participantes: 118 959 personas de 13 a 80 años que participaron en un estudio de salud longitudinal basado en la población (Nord-Trøndelag Health Study, HUNT), de los cuales 67 305 se incluyeron en los análisis de asociación entre la predisposición genética y el IMC.

Medida de resultado principal: IMC.

Resultados: la obesidad aumentó en Noruega entre mediados de la década de 1980 y mediados de la década de 1990 y, en comparación con las cohortes de nacimiento más antiguas, los nacidos después de 1970 tenían un IMC sustancialmente mayor en la edad adulta joven. El IMC difería sustancialmente entre los quintiles más altos y más bajos de la susceptibilidad genética para todas las edades en cada década, y la diferencia aumentó gradualmente desde la década de 1960 hasta la de 2000. Para los hombres de 35 años, los más predispuestos genéticamente tenían 1.20 kg / m2 (intervalo de confianza 95%  1.03 a 1.37 kg / m2) mayor IMC que aquellos con menos predisposición genética en la década de 1960 en comparación con 2.09 kg / m2 (1.90 a 2.27 kg / m2) en la década de 2000. Para las mujeres de la misma edad, las diferencias correspondientes en el IMC fueron 1.77 kg / m2 (1.56 a 1.97 kg / m2) y 2.58 kg / m2 (2.36 a 2.80 kg / m2).

Conclusiones: este estudio proporciona evidencia de que las personas predispuestas genéticamente tienen un mayor riesgo de un IMC más alto y que la predisposición genética interactúa con el entorno obesogénico, lo que resulta en un IMC más alto, como se observó entre mediados de los años 80 y mediados de los 2000. En cualquier caso, el IMC ha aumentado tanto para las personas predispuestas genéticamente como para las personas no predispuestas, lo que implica que el medio ambiente sigue siendo el principal contribuyente.

El estudio original:

Brandkvist Maria, Bjørngaard Johan Håkon, Ødegård Rønnaug Astri, Åsvold Bjørn Olav, Sund Erik R, Vie Gunnhild Åberge et al. Quantifying the impact of genes on body mass index during the obesity epidemic: longitudinal findings from the HUNT Study BMJ 2019; 366 :l4067

Disponible en: http://bit.ly/2G6W3FR

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