Guía del CDC para la prescripción de opioides en pacientes con dolor crónico

CDC, 19 de abril de 2016

Importancia: Los médicos de cabecera encuentran difícil controlar el dolor crónico. La evidencia de eficacia a largo plazo de los opioides para el dolor crónico es limitada. El consumo de opiáceos se asocia con riesgos serios, incluyendo el trastorno por consumo de opiáceos y la sobredosis.

Objetivo: proporcionar a los médicos de atención primaria recomendaciones sobre la prescripción de opioides para el tratamiento de pacientes adultos con dolor crónico, en situaciones diferentes al tratamiento activo del cáncer, los cuidados paliativos o la atención al final de la vida.

Proceso: el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha actualizado una revisión sistemática de 2014 sobre la eficacia y los riesgos de los opioides y realizó una revisión complementaria sobre los beneficios y los daños, los valores y preferencias, y los costos. CDC utiliza la clasificación del sistema GRADE para evaluar las pruebas y determinar la categoría de las recomendaciones.

Síntesis de la evidencia: las pruebas disponibles consisten en estudios observacionales y ensayos clínicos aleatorizados con limitaciones importantes, que se caracterizan como evidencia de baja calidad usando la metodología GRADE. El metanálisis no se intentó debido al número limitado de estudios, la variabilidad en los diseños y heterogeneidad clínica, y los defectos metodológicos de los estudios. Ningún estudio evaluó a largo plazo (≥1 año) el beneficio de los opioides para el dolor crónico. Los opioides se asociaron con un mayor riesgo, incluyendo los trastornos relacionados con el uso de opioides, sobredosis y muerte, siendo los efectos dependientes de la dosis.

Recomendaciones: Hay 12 recomendaciones. De importancia primordial, se prefiere la terapia no opioide para el tratamiento del dolor crónico. Los opioides deben utilizarse sólo cuando se espera que los beneficios para el dolor y la función superen los riesgos. Antes de comenzar con opioides, los médicos deben establecer los objetivos del tratamiento con los pacientes y considerar cómo se suspenderán los opioides si los beneficios no son mayores que los riesgos. Cuando se utilizan opioides, los médicos deben prescribir la dosis efectiva más baja, reevaluar cuidadosamente los beneficios y riesgos al considerar una dosis superior al equivalente a 50 miligramos de morfina por día, y evitar siempre que sea posible el uso simultáneo de opioides y benzodiacepinas. Los médicos deben evaluar con los pacientes los riesgos y beneficios de continuar la terapia con opioides cada 3 meses, o con más frecuencia, y revisar los datos del programa de monitoreo de medicamentos recetados, cuando esté disponible, para las combinaciones de alto riesgo o dosis elevadas. Para los pacientes con trastorno por consumo de opiáceos, los médicos deben ofrecer u organizar tratamiento basado en la evidencia, tal como la terapia asistida con medicamentos como buprenorfina o metadona.

Conclusiones y relevancia: La guía está destinada a mejorar la comunicación sobre los beneficios y riesgos de los opioides para el dolor crónico, mejorar la seguridad y la eficacia del tratamiento del dolor, y reducir los riesgos asociados con la terapia con opioides a largo plazo.

El artículo:

Dowell D, Haegerich TM, Chou R. CDC Guideline for Prescribing Opioids for Chronic Pain—United States, 2016. JAMA. 2016;315(15):1624-1645. doi:10.1001/jama.2016.1464.

http://bit.ly/28KKilp

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