La rinosinusitis es una de las enfermedades respiratorias que más afecta a la calidad de vida de los pacientes.
Es un proceso inflamatorio e infeccioso de los senos paranasales y la cavidad nasal, siendo la quinta causa de prescripción y uso de antibióticos, de ahí la importancia de su correcto manejo, en el contexto de la crisis global de resistencias antimicrobianas1.
En la mayoría de las personas coexisten la rinitis y la sinusitis, por lo que las guías han adoptado el termino rinosinusitis, patología que se caracteriza por la aparición brusca de dos o más síntomas, siendo los principales la congestión nasal y la descarga anterior o posterior. Además, puede aparecer dolor facial y pérdida de capacidad olfatoria (hiposmia)2.
La forma aguda tiene una prevalencia anual del 6-15%, estimándose 2-5 episodios/año en adultos y 2-10 en niños, y es autolimitada, aunque puede derivar en complicaciones. La forma crónica tiene una prevalencia del 11% en Europa.
En el 90-98% de los casos el causante de la rinosinusitis son virus, siendo en ocasiones consecuencia de la evolución de un resfriado común. La etiología bacteriana inicial es menos frecuente, presentándose en el 2-10% de los procesos .
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