Se publican los datos definitivos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2019

Una vez más se confirma el aumento del exceso de peso, sedentarismo y diabetes en la población argentina, con valores estables de hipertensión y de colesterol elevado, y descenso del tabaquismo y de la exposición al humo del cigarrillo ajeno. Ministerio de Salud y Acción Social, octubre de 2019

Presentación

El Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación presenta en esta publicación los resultados definitivos de la 4º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), pieza fundamental de la Estrategia Nacional de Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles.

La encuesta fue realizada en el último trimestre del año 2018 en conjunto por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y las Direcciones Provinciales de Estadística de las 24 jurisdicciones del país.

Su objetivo es proporcionar información válida, confiable y oportuna sobre los factores de riesgo y prevalencias de las principales Enfermedades No Transmisibles en la población de 18 años y más de la República Argentina.

Se puede acceder a:

Interpretación de los resultados más destacados

1) Alimentación Saludable y Prevención de Obesidad

La epidemia de sobrepeso y obesidad, en consonancia con la tendencia en las ediciones anteriores de la ENFR y la observada a nivel internacional, continúa aumentando. Los datos son alarmantes si se tiene en cuenta que la obesidad entre adultos por autorreporte creció de un 20,8% a un 25,4% en tan solo 5 años. El hecho de que el indicador de sobrepeso se haya mantenido estable solo expresa que un número significativo de personas que tenían sobrepeso pasaron a la categoría de obesidad, y que una proporción de quienes tenían peso normal pasaron a la categoría sobrepeso.

El cálculo de índice de masa corporal según mediciones objetivas, es decir a partir de la medición de peso y talla de la 4ta ENFR, evidencia una prevalencia aún mayor de exceso de peso (expresado como la suma de sobrepeso y obesidad). Mientras que el exceso de peso por autorreporte es de 61,6%, por mediciones antropométricas es de 66,1%.

En cuanto a la alimentación, un indicador que muestra que los patrones alimentarios continúan siendo inadecuados en los adultos es el hecho de que el consumo de frutas y verduras permanece estable y extremadamente por debajo de las recomendaciones de consumo de al menos 5 porciones promedio diarias.

Consumo de sodio

El indicador de sal agregada siempre o casi siempre en la mesa y en la cocción se mantuvo estable entre 2013 y 2018. No obstante es importante remarcar que la estrategia de reducción de sodio a nivel poblacional es multicomponente y no puede capturarse solamente con este indicador, que mide el grado de concientización en la población acerca del daño del consumo excesivo de sal. Si bien este aspecto cultural y de cambio de hábitos es importante, debe tenerse en cuenta que 2/3 del consumo de sodio proviene de los productos procesados o envasados y no de la sal agregada por el consumidor.

Actividad física y prevención del sedentarismo

La actividad física baja aumentó de 54,7% a 64,9% en los adultos. Este incremento está en línea con la evidencia internacional que muestra que la prevalencia de inactividad física aumentó en los últimos años en América Latina y el Caribe. El incremento de este indicador contribuye a la epidemia creciente de obesidad y expresa la necesidad de profundizar las políticas públicas para promover la actividad física en toda la población, con un enfoque inclusivo y de protección de derechos. En países como Argentina, con una rápida urbanización, es necesario poner en marcha políticas poblacionales a favor del transporte activo, entornos laborales y escolares físicamente activos y la participación en propuestas de actividad física, deporte y recreación en espacios comunitarios.

Consumo de tabaco y exposición al humo de tabaco ajeno

El consumo de tabaco, acompañando las tendencias internacionales y lo observado en ediciones anteriores de la ENFR, continúa descendiendo de manera significativa. Entre 2013 y 2018 se observó un descenso de casi 3 puntos porcentuales en la prevalencia de tabaquismo en adultos.

Resulta evidente que la puesta en marcha e implementación de políticas públicas de control de tabaco conlleva un resultado positivo en términos sanitarios. Sin embargo a pesar de la mejora en el indicador, es necesario resaltar que la prevalencia de consumo de tabaco y la morbimortalidad atribuible continúa siendo una de las más elevadas de la región.

Asimismo, continúa descendiendo la exposición al humo de tabaco ajeno en los lugares de trabajo, la cual bajó significativamente de 25% a 21,8% entre las últimas dos ediciones de la ENFR. La reducción de la exposición al humo de tabaco dentro del hogar también fue significativa, lo cual expresa el cambio cultural y la desnaturalizacion del consumo que se sigue instalando en la sociedad. No obstante 1 de cada 5 personas aún trabajan expuestas al humo de tabaco, por lo que las medidas para garantizar el pleno cumplimiento de la normativa vigente en estos espacios resulta mandatorio.

El cigarrillo electrónico, cuyo consumo fue evaluado por primera vez en la Argentina, alcanza una prevalencia de 1,1%, la cual es significativamente más baja que la que se observa en otros países del mundo. Esto pone de manifiesto que el principal problema de la epidemia del tabaquismo en Argentina continúa siendo el consumo de cigarrillos regulares.

Hipertensión arterial

La prevalencia autorreportada de presión arterial elevada, entre quienes se midieron alguna vez en la vida, se mantuvo estable en un 34,6%. No obstante, para una mejor aproximación al parámetro real en la población, se requiere realizar un análisis más profundo de la 4ta ENFR que excede los objetivos del presente reporte.

No debe incurrirse en el error de considerar que la prevalencia de hipertensión arterial en Argentina es del 40,6%, que es el porcentaje de personas que presentaron la presión arterial mayor o igual a 140/90 mmHg en el momento de las mediciones físicas de la encuesta. Dentro de este porcentaje, muchas personas son hipertensas y están inadecuadamente controladas así como también hubo quienes presentaron presión elevada y desconocían tener hipertensión (subdiagnosticadas). Del mismo modo, si se analizara el porcentaje de la población con presión arterial normal al momento de las mediciones, habría que tener en cuenta que muchas de ellas pueden tener diagnóstico de hipertensión arterial y se encuentran adecuadamente controladas.

Habiendo efectuado las anteriores consideraciones, se interpreta que entre quienes se autorreportaron como hipertensos, 6 de cada 10 tenían la presión elevada en el momento de las mediciones, lo cual confirma la evidencia mundial respecto del inadecuado control de la mayoría de las personas hipertensas (ya sea por insuficiente tratamiento, por incumplimiento de los mismos o por bajo seguimiento). Entre quienes no se conocían hipertensos por autorreporte, 3 de cada 10 también tuvieron la presión elevada en el momento de las mediciones, lo cual confirma el alto nivel de subdiagnóstico de esta condición que es silenciosa y que requiere de una búsqueda activa y rastreo sistemático.

También es preciso aclarar que los estudios epidemiológicos como el presente, son útiles para estandarizar evaluaciones de los factores de riesgo a nivel poblacional, comparar los datos de mediciones objetivas con otros países e identificar oportunidades de intervención, pero no deben homologarse con diagnósticos clínicos individuales desarrollados en el ámbito del sistema de salud. Es evidente que la prevalencia de hipertensión arterial en adultos en Argentina es mayor al 34,6% y a partir del análisis completo y detallado que se realizará en el informe final de la 4ta ENFR, se podrá llegar a conclusiones sobre el diagnostico epidemiológico de hipertensión arterial.

Glucemia elevada o Diabetes.

La prevalencia autorreportada de glucemia elevada o diabetes aumentó de 9,8% a 12,7% en la 4ta ENFR respecto de la edición anterior. Este aumento significativo era esperable dado que acompaña el crecimiento de la obesidad y de la inactividad física, ambos factores de riesgo reconocidos de diabetes tipo 2. Es decir que, para reducir la prevalencia de diabetes es fundamental implementar las políticas de prevención y control de la obesidad.

A través de las mediciones bioquímicas de la encuesta, el 8,4% de la población registró glucemia capilar elevada (digitopunción con valor de glucemia ≥110 mg/dl). Asimismo, 3 de  cada 10 individuos que se reconocieron con glucemia elevada o diabetes en el autorreporte, tuvieron registros de glucemia elevada en las mediciones bioquímicas; mientras que el 5,0% de los individuos que no declararon tener glucemia elevada o diabetes por autorreporte, tuvieron registros elevados de glucemia.

Del mismo modo que se aclaró para hipertensión arterial, no se puede hacer una interpretación directa de que todas las personas con glucemia elevada por mediciones bioquímicas (8,4% de la población) sean diabéticas. La prevalencia de diabetes en la población requiere combinar múltiples variables y también es necesario realizar un análisis más profundo de la 4ta ENFR, que excede los límites del presente informe.

Colesterol elevado.

La prevalencia autorreportada de colesterol elevado se mantuvo estable en 28,9% de la población, sin cambios significativos respecto de las ediciones previas de la Encuesta. A través de las mediciones bioquímicas de la encuesta, el 30,7% de la población registró colesterol capilar elevado (pinchazo en el dedo con valor de colesterol total ≥200 mg/dl). Asimismo, el 46,2% de los que habían declarado tener colesterol alto por autorreporte, tuvieron colesterol elevado por medición bioquímica. De los que no reconocían tener antecedentes de colesterol alto, un 29,1% evidenció colesterol alto en la medición bioquímica.

Del mismo modo que se aclaró para diabetes o hipertensión, no se puede hacer una interpretación directa de que la prevalencia de colesterol elevado en la población es el porcentaje de los que evidenciaron colesterol alto por mediciones bioquímicas en la encuesta.

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