Deprescripción de antiulcerosos inhibidores de la bomba de protones

La cronificación de los tratamientos con inhibidores de la bomba de protones (IBP) y la generalización de su uso como “protectores gástricos” los ha posicionado como uno de los grupos terapéuticos de mayor prescripción, cuyo consumo se ha incrementado más en los últimos años. Pese a su amplia experiencia de uso no están exentos de efectos adversos, algunos de ellos graves, por lo que se hace precisa una adecuada valoración para proponer su retirada cuando no estén realmente indicados. Boletín Farmacoterapéutico de Castilla-La Mancha, SESCAM, 14 de noviembre de 2023

1. Por qué deprescribir un inhibidor de la bomba de protones (IBP) 

Los IBP son fármacos de elección en patologías que cursan con aumento de la secreción ácida gástrica, debido a que actúan bloqueando de manera irreversible la enzima H+, K+-ATPasa, o “bomba de protones”, situada en las células parietales del estómago. Es un subgrupo terapéutico que no sólo se encuentra entre los de mayor consumo, sino que además su utilización no ha dejado de crecer. En España, el último informe sobre el uso de fármacos antiulcerosos refleja un crecimiento del consumo del 11% entre 2017 y 2021 .

La prescripción inadecuada de IBP es un problema que afecta a todos los niveles asistenciales. Estudios realizados en Estados Unidos, Australia y Reino Unido mostraron que el 40-65% de pacientes hospitalizados y el 40-55% de los ambulatorios que los tomaban de forma crónica no tenían una razón documentada para ello. Por tanto, el objetivo de la deprescripción debe ser evitar el uso innecesario a largo plazo o indicar la menor dosis eficaz cuando esté indicado, con el fin de reducir la carga de la medicación y los daños de la terapia continuada.

La deprescripción es el proceso, planificado y supervisado por un profesional, de reducción de dosis, sustitución o interrupción de la medicación perjudicial o no beneficiosa para el paciente6. Su objetivo es evaluar un tratamiento desde el principio, comenzando por el conocimiento del estado y la situación del paciente, hasta el diagnóstico de sus problemas de salud, la indicación de los medicamentos y su seguimiento posterior. Se considera un proceso de revisión continua de la prescripción, cuya finalidad es adaptar el tratamiento a cada persona y sus circunstancias tras una valoración individualizada

En la actualidad están surgiendo recomendaciones que abogan por la deprescripción de IBP en los casos en que ya no sean necesarios, pero, a pesar de ello, parece haber pocos cambios reales en la práctica clínica. La continuación del tratamiento a largo plazo, sin un seguimiento continuo ni una reevaluación adecuada, parece ser algo habitual.

El Boletín Farmacoterapéutico de Castilla-La Mancha Vol. XXIV, N.º 1 Año 2024, elaborado por Juliá Luna FJ, Alonso Salmerón FJ. Arroyo Pineda V.

Disponible en https://n9.cl/eojtk

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