¿Qué comemos los argentinos?

Un análisis de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de 1996 a 2013 muestra cómo ha ido evolucionando el patrón de alimentación en el país. Salud Colectiva, 2016 Nº 4

Un análisis de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de 1996 a 2013 muestra cómo ha ido evolucionando el patrón de alimentación en el país.

Salud Colectiva, 2016 Nº 4

El patrón alimentario de la población se ha modificado en los últimos años como consecuencia de cambios culturales y en la accesibilidad a los alimentos. Con el objetivo de describir los cambios en el patrón de consumo de alimentos y bebidas en las últimas dos décadas en Argentina, se analizó la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de los años 1996-1997, 2004-2005 y 2012-2013.

Este  trabajo  demuestra que, en Argentina, el consumo aparente de alimentos y bebidas se ha modificado entre 1996 y 2013, y se destaca la disminución en el  consumo  aparente  de  frutas  y  vegetales, harina  de  trigo,  legumbres,  carne  vacuna  y leche; y el aumento en el consumo de masas de tartas y empanadas, yogur, carne porcina, productos cárnicos semielaborados, gaseosas, jugos y alimentos listos para consumir.

Estas variaciones  demuestran  un  cambio  en  el patrón  alimentario  asociado  a  un  aumento de la adquisición de alimentos propios de los países  industrializados  y  una  reducción  del consumo  de  alimentos  tradicionales  y  con bajo  nivel  de  industrialización,  tales  como vegetales, frutas, legumbres, que además requieren mayor tiempo de elaboración.

Los  cambios  en  el  patrón  alimentario pueden  tener  importantes  consecuencias  en la calidad nutricional de la alimentación de la población. La modificación en la estructura de la dieta atraviesa a todo el entramado social en  diferente  medida,  y  parecería  indicar un cambio en la forma de comprar, preparar y  consumir  los  alimentos,  relacionado  con una  mayor  practicidad  y  un  menor  tiempo dedicado a la preparación de los alimentos, en parte relacionado con la incorporación de la mujer al mercado laboral, que ha crecido desde la primera encuesta.

Los patrones de consumo también están condicionados por los ingresos del hogar y el acceso a los alimentos. Según el análisis de la ENGHo 2012-2013, al incrementarse el ingreso, los hogares progresan a una dieta más variada y económicamente más cara, aumentando el consumo de lácteos, especialmente los quesos, ampliándose la cantidad y la diversidad  de  frutas  y  hortalizas,  al  igual  que el consumo  de  bebidas  con  y  sin  alcohol  y las comidas listas para consumir.

El consumo de  pastas  frescas,  masas  de  tartas  y  empanadas, pan envasado, amasados de pastelería y  galletitas  crece  con  relación  al  aumento de los ingresos, mientras que el pan francés, la harina de trigo y los fideos secos, disminuyen. De acuerdo a los ingresos del hogar se seleccionan diferentes cortes de carne y se utilizan distintos aceites y cuerpos grasos.

 

El artículo completo:

ZAPATA, María Elisa; ROVIROSA, Alicia; CARMUEGA, Esteban. Cambios en el patrón de consumo de alimentos y bebidas en Argentina, 1996-2013. Salud Colectiva, [S.l.], v. 12, n. 4, p. 473-486, dec. 2016. ISSN 1851-8265. doi:http://dx.doi.org/10.18294/sc.2016.936.

Disponible en: http://bit.ly/2hqTYWE

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