Lancet, 27 de noviembre de 2019 Los encargados de formular políticas, los investigadores y los financiadores deben pensar en la corrupción como un área importante de investigación de la misma manera que pensamos en las enfermedades. Si realmente queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar vidas saludables para todos, la corrupción en la salud mundial ya no debe ser un secreto a voces.