Lancet, 8 de abril de 2017
Los pobres estadounidenses tienen un peor acceso a la atención que los estadounidenses ricos. Para las personas con seguro privado, el aumento de las primas y la participación en los costos han socavado las ganancias salariales y han llevado a muchos hogares a endeudarse y hasta a la bancarrota. Mientras tanto, la proporción de recursos de atención de salud dedicados a la atención de los ricos ha aumentado.