Aunque la nueva variante no parece ser peor que la cepa dominante previa de SARS-CoV-2 en términos de ingresos hospitalarios y mortalidad, se ha estimado que es hasta un 70% más transmisible. La esperanza para contenerla es un aumento drástico de la vacunación de los ancianos y otras personas vulnerables. The Lancet Respiratory Medicine, 5 de enero de 2021.